Opressed so hard they could not
stand....
Let my people go!
Oprimidos.
Bien conocía un hombre negro de los
EEUU en los años veinte el dolor de la opresión. Pero sus ansias
de libertad se transformaron en gestos y melodías. Los maravillosos
acordes de su trompeta nos hablaron de libertad, una palabra hermosa,
más hermosa utilizada por aquel que sabe lo que es ser esclavo, y
oprimido.
Louis Armstrong nos hace retroceder a
tiempos pasados, de arena y pergamino, cuando los judíos eran un
pueblo hostigado y perseguido. Y Moisés gritaba al viento:
Let my people go!
La historia se empeñó en reproducir
una lección mal aprendida, y los pueblos oprimidos continuaron
creciendo bajo la mano del opresor.
Siempre habrá pueblos en lucha,
pueblos que resistan, los opresores son muchos y ya se olvidaron de
que ,alguna vez, ellos fueron también oprimidos.
No hay grilletes suficientes para
tantas manos, ni sueños, ni acordes.
“Let my people go!”